Brasilia, DF... [ASN] En la
última Junta Directiva Plenaria de los líderes de ocho países de
Sudamérica, se votó un documento titulado “Observancia del sábado”. El
material, aprobado por los delegados presentes resalta el descanso,
según la Santa Biblia, y enfoca cómo la Iglesia Adventista entiende los
aspectos prácticos de guardar el séptimo día. Según el pastor Alberto
Timm, responsable por la organización del documento donde se
sintetizaron 21 puntos sobre el tema. Timm es el autor del libro El
sábado en las Escrituras, una investigación interesante relacionada a
los aspectos históricos y teológicos del sábado con un lenguaje
accesible.
El documento completo, después de revisiones teológicas y gramaticales fue divulgado esta semana y así quedó:
OBSERVANCIA DEL SÁBADO
La Iglesia Adventista del
Séptimo Día reconoce al sábado como señal distintiva de lealtad a Dios
(Éxo. 20:8-11; 31:13-17; Eze. 20:12, 20), cuya observancia es pertinente
a todos los seres humanos en todas las épocas y lugares (Isa. 56:1-7;
Mar. 2:27). Cuando Dios “descansó” en el séptimo día de la semana de la
creación, también “santificó” y “bendijo” este día (Gén. 2:2, 3),
separándolo para un uso sagrado y transformándolo en un canal de
bendiciones para la humanidad. Aceptando la invitación para dejar a un
lado sus “propios intereses” durante el sábado (Isa. 58:13), los hijos
de Dios observan este día como una importante expresión de la
justificación por fe en Cristo (Heb. 4:4-11).
La observancia del sábado es
enunciada en Isaías 58:13 de la siguiente manera: “Si retraes del sábado
tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas ‘delicia’,
‘santo’, ‘glorioso de Jehová’, y lo veneras, no andando en tus propios
caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras,
entonces te deleitarás en Jehová” (Isa. 58:13, 14). Basada en estos
principios, la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día reafirma en este documento su compromiso con la fidelidad a
la observancia del sábado.
Vida de santificación. La
verdadera observancia del sábado se basa en una vida santificada por la
gracia de Cristo (Eze. 20:12, 20); pues, “a fin de santificar el sábado,
los hombres mismos deben ser santos” (El Deseado de todas las gentes,
p. 250).
Crecimiento espiritual. Como
“es un broche de oro que une a Dios y a su pueblo” (Testimonios para la
iglesia, t. 6, p. 354), el sábado proporciona un contacto más próximo
con Dios. Como tal, no debemos permitir que otras actividades, por más
nobles que sean, debiliten nuestra comunión con Dios en este día.
Preparación para el sábado.
Las actividades seculares deben ser interrumpidas (cf. Lev. 23:32; Deut.
16:6; Neh. 13:19) antes de la puesta de sol del viernes (cf. Neh.
13:13-22); la casa debe estar limpia y arreglada; las ropas, lavadas y
planchadas; los alimentos, debidamente preparados (cf. Éxo. 16:22-30); y
los miembros de la familia, listos.
Inicio y término del sábado.
El sábado es un día de comunión especial con Dios, y debe ser iniciado y
terminado con cultos de puesta de sol breves y atractivos, con la
participación de los miembros de la familia. En estas ocasiones, es
oportuno cantar algunos himnos; leer un pasaje bíblico, seguido por
comentarios pertinentes; y expresar gratitud a Dios en oración (Ver
ibíd., pp. 355-360.)
Personas bajo nuestra
influencia. El cuarto mandamiento del Decálogo orienta que todas las
personas bajo nuestra influencia deben ser liberadas de las actividades
seculares en el sábado (Éxo. 20:10). Esto implica, positivamente, que
los demás miembros de la familia, así como los empleados y los
huéspedes, también sean estimulados a observar el sábado.
Espíritu de comunión. Como día
por excelencia de comunión con Dios (Eze. 20:12, 20), el sábado debe
caracterizarse por un compromiso alegre y placentero con las prioridades
espirituales, con momentos especiales de lectura de la Biblia, de
oración y, si es posible, de contacto con la naturaleza (cf. Hech
16:13). Ese compromiso deberá ser mantenido en la elección de los
asuntos abordados; también en nuestros diálogos informales con
familiares y amigos.
Reuniones de la iglesia. Somos
amonestados a no dejar “de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre” (Heb. 10:25). Por consiguiente, los programas y las
actividades regulares de la iglesia durante los sábados deben tener
precedencia sobre otros compromisos personales y sociales, aunque estos
sean pertinentes al sábado.
Casamientos y fiestas. La
invitación para dejar a un lado nuestros “propios caminos” en el sábado
(Isa. 58:13) implica que los casamientos y las fiestas, incluyendo sus
debidos preparativos, deben ser realizados fuera de este período
sagrado. Los casamientos y algunas fiestas más suntuosas no deberían ser
planificados para los sábados por la noche, pues sus preparativos
involucran expectativas y actividades que no están de acuerdo con el
espíritu de comunión con Dios.
Medios de comunicación
secular. Los medios de comunicación secular, en todas sus formas,
deberían ser dejados a un lado durante las horas del sábado, para que
este, rompiendo la rutina de la vida, pueda ser un día de “delicia” y
“santo” (Isa. 58:13).
Deportes y recreación. Muchas
actividades deportivas y de recreación, aceptables durante la semana, no
están de acuerdo con la observancia del sábado, pues desvían la mente
de los asuntos espirituales (Isa. 58:13).
Horas de sueño. La Biblia
define al sábado como un día de “reposo consagrado” (Éxo. 31:15), y no
como un día para recuperar el sueño atrasado de la semana. Ricas
bendiciones vendrán por levantarse temprano el sábado, dedicando este
día al servicio del Señor. (Ver Consejos sobre la obra de la Escuela
Sabática, p. 140).
Viajes. La realización de
viajes por asuntos de trabajo o de intereses particulares es inapropiada
para el sábado. Pero existen ocasiones excepcionales en que se hace
necesario viajar el sábado para atender algún compromiso religioso o
situaciones de emergencia. Siempre que sea posible, los debidos
preparativos, incluyendo la compra de pasajes y el abastecimiento de
combustible, deben ser efectuados con la debida anticipación. (Ver
Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 360, 361.)
Excursiones y campamentos. La
realización de excursiones y campamentos puede promover la
sociabilización cristiana (cf. Sal. 42:4). Pero sus organizadores y
demás participantes deberían llegar al debido lugar y armar su
estructura, incluyendo sus carpas, antes del inicio del sábado, para que
este pueda ser observado según el Mandamiento. Además de esto, durante
las horas del sábado, las actividades deben estar de acuerdo con el
espíritu sagrado de este día.
Restaurantes y alimentación.
La recomendación de que el alimento debe ser provisto con la debida
anticipación (Éxo. 16:4, 5, 22-30) significa que su compra debe ocurrir
fuera de las horas del sábado, y que la concurrencia a restaurantes
comerciales debe ser evitada en este día.
Medicamentos. La compra de
medicamentos durante el sábado es aceptable en situaciones de emergencia
(cf. Luc. 14:5), e inapropiada cuando la persona ya los necesitaba, y
terminó postergando su compra para este día.
Pasantías y prácticas
escolares. El cuarto mandamiento del Decálogo (Éxo. 20:8-11) desacredita
la realización de actividades seculares en el sábado, que generen lucro
o beneficio material. Involucrados en tales actividades están los
programas de planificación y preparación para la vida profesional,
incluyendo la asistencia a clases y la participación en prácticas,
simposios, seminarios y ponencias de índole profesional, concursos
públicos y pruebas selectivas. En caso de confinamiento para rendir
exámenes después de que termine el sábado, las horas de este día deben
ser invertidas en actividades espirituales.
Elección y ejercicio de la
profesión. La estructura de la sociedad en general no siempre favorece
la observancia del sábado, y termina por poner a disposición profesiones
y actividades que, aunque dignas, dificultan esta práctica. Los
adventistas del séptimo día deberán escoger y ejercer profesiones que
estén de acuerdo con la debida observancia del sábado. Somos orientados a
que, si alguien, “por amor al lucro, [permite] que su socio incrédulo
haga funcionar la empresa comercial en la que él participa, es
igualmente culpable con el incrédulo; y es su deber disolver esta
sociedad sin tomar en cuenta lo que pueda perder” (El evangelismo, p.
182).
Instituciones de servicios
básicos. La orientación de no hacer “obra alguna” durante el sábado
(Éxo. 20:10) implica que los observadores del sábado deben abstenerse de
trabajar en ese día, aun en instituciones seculares de servicios
básicos. Las instituciones de nuestra iglesia que no pueden cerrar en
los sábados (cf. Juan 5:17), incluyendo los internados adventistas,
deben actuar en este día con un grupo reducido y por turno.
Actividades médicas y de
salud. Existen situaciones de emergencia en que los profesionales de la
salud deben atender, basados en el principio de que “es lícito sanar en
sábado” (Luc. 14:3). Los hospitales adventistas necesitan los favores de
un equipo médico, de enfermería y de otros servicios básicos para el
funcionamiento en las horas del sábado. Pero los turnos de rutina, tanto
médicos como de enfermería, en hospitales no adventistas, son
inapropiados para las horas del sábado (Ver Ellen G. White Estate,
“Consejos de Elena G. de White sobre el trabajo en sábado en
instituciones médicas adventistas y no adventistas”, en
www.centrowhite.uapar.edu)
Proyectos asistenciales.
Cristo dijo que “está permitido hacer el bien en sábado” (Mat. 12:12).
Esto significa que “todo asunto secular debía ser suspendido, pero las
obras de misericordia y benevolencia estaban en armonía con el propósito
del Señor” (El ministerio de la bondad, p. 81). Por lo tanto, es lícito
que en las horas sagradas del sábado se visite a enfermos, viudas y
huérfanos, a encarcelados y que se comparta el alimento. Las acciones
sociales que pueden ser realizadas en otro día no deben tomar las horas
sagradas del sábado.
Actividades misioneras. El
apóstol Pablo usaba el sábado para persuadir “a judíos y a griegos”
acerca del evangelio (Hech. 18:4, 11; cf. 17:2), demostrando la
importancia de reservarse un tiempo especial, en este día, para
actividades misioneras. Siempre que sea posible, los miembros de la
familia deben participar juntos de estas actividades, para disfrutar de
la socialización cristiana y desarrollar el gusto por el cumplimiento de
la misión evangelizadora.
Como adventistas del séptimo
día, somos invitados a seguir el ejemplo de Dios al descansar en el
séptimo día de la semana de la creación (Gén. 2:2, 3; Éxo. 20:8-11;
31:13-17; Heb. 4:4-11), de manera que el sábado sea para cada uno de
nosotros una señal exterior de la gracia de Dios y un canal de sus
incontables bendiciones.