jueves, 26 de mayo de 2011

Pastores son invitados a una vida de integridad moral

Foz del Iguazú, Parana…[ASN] La programación del Concilio Ministerial no dejó ningún área del ministerio y de la vida del pastor sin abordar. La base fue la preparación espiritual para recibir el Espíritu Santo y experimentar el reavivamiento y la reforma, pero también se atendió al área familiar y profesional del ministro.

Una de las presentaciones a la que más gente asistió fue la de “ética pastoral”, dictada por el Pr. Dwight Nelson. El Pr. Nelson ha pastoreado la iglesia de la Universidad Andrews por los últimos 28 años, una de las iglesias adventistas más grandes y multiculturales de Norteamérica. Además, es uno de los oradores más reconocidos dentro del ambiente adventista, y aún fuera de él.

La ética pastoral es una de las especialidades del Pr. Nelson, y dedicó un seminario de dos horas a hablar sobre el tema. Comenzó su presentación contando la historia del Pr. Ted Haggard, figura reconocida entre los evangélicos en Norteamérica, que confesó “toda una vida” de problemas con el sexo. ¿Cómo puede alguien mentir tanto tiempo acerca de su verdadera condición espiritual? Los pastores, como muchos en posiciones de liderazgo, son solitarios, están bajo presión de vivir vidas moralmente ejemplares y sometidos a estrés emocional intenso en el trabajo, corren el mayor riesgo de hacerse adictos a la pornografía.

El problema es que se produce una “desconexión espiritual”, en la que la profesión pública no coincide con la práctica privada. La tarea ministerial se convierte así, para el pastor, en una mera profesión que se ejerce de manera mecánica, sin que existe una conexión espiritual íntima con Dios. Todos los que trabajan en el ministerio espiritual (pastores, ancianos, laicos en diferentes departamentos) corren el peligro de convertir su servicio a Dios y a la iglesia en una tarea “profesional” que no tiene relación alguna con el estado espiritual interno de ella.
Este es un riesgo común para los pastores, dado que dedican el 100% de su tiempo a servir a la iglesia y, al mismo tiempo, luchan contra las mismas debilidades y dificultades comunes en el ser humano.

El Pr. Nelson llamó a los pastores a alimentar la pasión pastoral, como una manera de evitar la desconexión espiritual. Otro de los elementos para mantener una vida moral en consonancia con el elevado llamado al ministerio fueron la oración pastoral, la protección pastoral y la preocupación pastoral.

Si bien el Pr. Nelson expuso algunos conceptos básicos ya conocidos por el grupo de pastores con respecto al trato con el sexo opuesto (incluso algunos ya muy trillados), la experiencia de ministros que caen por haber quebrado el séptimo mandamiento hace necesario recalcar una y otra vez los principios bíblicos acerca de la relación correcta entre un hombre y una mujer.

Por supuesto, nutrir una relación íntima con Dios al comienzo de cada día sigue siendo la base para construir tanto una vida espiritual saludable como una vida de servicio a Dios por medio del ministerio pastoral. “Cuando se trata de la oración, no es cuestión de voluntad, sino de levantarse”, expresó el Pr. Nelson. Y a continuación, leyó la conocida cita de Elena de White: “Sería bueno que cada día dedicásemos una hora de reflexión a la contemplación de la vida de Cristo” (El Deseado de todas las gentes, 63).

El Pr. Nelson habló a los pastores desde el corazón de un pastor, con la experiencia de toda una vida dedicada al ministerio de manera exitosa. Sin embargo, no presentó sus “credenciales” como una excusa para dar consejos alejados de la realidad pastoral. Por el contrario, se mostró como un pastor más, que enfrenta las mismas luchas que los pastores en Sudamérica.

La mayor necesidad de la Iglesia Adventista hoy es el reavivamiento de la verdadera piedad. Toda la iglesia necesita volver a una experiencia espiritual vibrante, que conduzca a una reforma de hábitos y pensamientos. Pero esta obra debe comenzar con un pastor moralmente íntegro. Elena de White dice: “Se necesita una reforma entre el pueblo, pero primero debiera comenzar su obra purificadora con los ministros” (Testimonios para los ministros, t. 1, p. 413).

La Iglesia Adventista necesita pastores consagrados, que se mantengan de parte de la justicia como la brújula al polo, que se mantengan de parte de Dios aunque se desplomen los cielos.

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